lunes, 29 de septiembre de 2008

Paul Newman es...


- 1925 - 2008
- El hombre más guapo del mundo.
- Estrella de Hollywood.
- Una personalidad íntegra e integral.


- Adorado por todos y todas. La noticia de su muerte, aunque anunciada, nos ha entristecido.
- Se casó con Joanne Woodward en 1958. Cincuenta años después, la ha dejado viuda.


- Verlo perder era tan estimulante como perderse con él.
- Ideal para cualquier atribulado antihéroe que se precie.
- Se atracó de huevos duros en "La leyenda del indomable".
- Ojos azules.


- En "El color del dinero", repitió su papel de Eddie Felston de "El buscavidas". Habían pasado veinticinco años. La Academia le dio entonces su único Oscar.
- Se desprendió de los manierismos del Método. Su mejor decisión artística, sin duda.


- "Oro puro", en palabras de Alexandra del Lago.
- Rival natural y colega inevitable de Marlon Brando.
- Político, humanitario, involucrado, celoso de su vida privada.
- Junto a Robert Redford, aseguraron el éxito y el suspiro en "Dos hombres y un destino" y "El Golpe".


- Como director, era profundo, irregular y algo críptico.
- Adicto a Tennessee Williams.
- Nadie se acuerda de que, en sus inicios, hizo mucha televisión.


- ¿Su última película? Poner la voz a uno de los "Cars" de Pixar.
- Sus mejores títulos nos han hecho pasar grandes momentos.


- Bah, que me traigan un pañuelo que resista todas las lágrimas.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Noah Wyle


Divino en Catodia donde los haya, Noah ha crecido delante de nuestros ojos. De ser niño adorable a hombre sexy, han pasado quince años.
A Noah Wyle se le reconoce por su nariz afilada y su capacidad de comunicar una indudable honestidad.
"ER" es su centro de gravitación; se fue de la serie tras once años, pero no ha dejado de volver.


Noah Wyle es John Carter, que empezó como un apocado estudiante de medicina, proveniente de una familia tan acaudalada como fría y suspicaz ante su decisión profesional; ahora Carter funda centro médico propio.


En medio, la superación de la timidez, el completo aprendizaje vital y laboral y una inacabable galería de mujeres.


Ni Clooney ni Goran Visnjic, el gran conquistador de "ER" siempre ha sido Noah Wyle.
La primera chica que le conocimos a Carter, le contagió una enfermedad venérea; la última, Makemba Likasu (Thandie Newton), le dio un hijo que murió al nacer y, tras la tragedia, fue la causante de que Carter abandonase Chicago, para seguir sus pasos hacia la práctica de la medicina en África.


La eterna juventud de Wyle, su irresistible sonrisa y sobre todo, esa napia tan prometedora de proporciones similares en partes inferiores, son las claves del porqué está invitado un jueves.


Como todas las demás, también nos enamoramos de Wyle y de su Carter. Poco a poco, casi sin darnos cuenta. Cuando pudimos confesarlo, ya era demasiado tarde para retroceder.


Cabría citar que Noah Wyle también ha participado en películas notables, como "Donnie Darko", y que ha incorporado a Don Evans, ex secretario de Comercio estadounidense, en la esperada "W.", retrato de George W. Bush según Oliver Stone.


Pero lo que nos interesa de verdad es que hoy arranca la decimoquinta y última temporada de esa "ER" que nos quita el sueño. Y Wyle regresará a casa. Es lo esperado y - nunca mejor dicho - deseado.

lunes, 22 de septiembre de 2008

La Serie de Televisión es...


- La ficción catódica por excelencia.
- Contada en episodios.
- Hija del folletín, de la novela por entregas y del serial radiofónico.
- Un astuto pastel de intrigas y romances, servido de forma rápida y gratuita.


- Otra cosa en la que los norteamericanos son reyes indiscutibles.
- La oficina de empleo del show-business.
- Revive carreras y confirma talentos...


- ... pero también encasilla a sus intérpretes.
- Ha gustado tanto en su registro fantasioso y/o culebronesco, como en su versión "cercana" y de impacto.


- Un vicio.
- Maneja sus convenciones, clichés y sentimentalismos con arte y oficio.
- Las actuales son buenísimas, las antiguas resultan entrañables.


- Capaz de convertir a un gremio profesional en una pandilla de superhéroes de andar por casa.
- Ya lo dijimos: es como un polvo inacabable.
- Cuenta desde la nariz de Elizabeth Montgomery en "Embrujada" hasta los mohínes de Ellen Pompeo en "Anatomía de Grey".


- Sus temporadas se construyen como escaleras de progresión hacia una tensión final, calificada como cliffhanger.
- Si fracasa, se queda usted con las ganas.
- Se volvió fina, culta y digna de la aclamación de la crítica cuando las cadenas por cable empezaron a diseñarla para minorías.


- Donde el guionista y el productor ejecutivo tienen al director a sus pies.
- Un auténtico furor, gracias a la posibilidad de comprarla en DVD o verla por Internet.


- Le encontró el gusto a que el Mal venza al Bien en más de una ocasión.
- Un paraíso de ficción donde todo es posible. Médicos aplastados por helicópteros, bodas reales interrumpidas por guerrillas moldavas, peligrosas bombas en cuerpos de pacientes y resurrecciones, muchas resurrecciones.
- Bah, puro chicle.

(... y esta noche, la Crónica de los Premios Emmy).

domingo, 21 de septiembre de 2008

Kate


La Winslet, con esa cara de sabelotodo al borde de la histeria, es tan tozuda como talentosa.
Provoca la más curiosa mezcla entre antipatía e identificación y le van los personajes condenados a la sombra.
Las grandes del ayer - Stanwyck, Davis, Crawford - proporcionaban la misma sensación ambigua. Pero lo que sorprende de Kate Winslet es que lo haya logrado tan joven.


Inglesa hasta decir basta, Kate lo tiene claro y sus películas están generalmente a su altura.
Colecciona cinco nominaciones a los Oscars. No ha ganado la estatuilla porque no es una nena adorable; ha sido tan nominada porque es terriblemente buena.

Que había que tener cuidado con la Winslet ya lo supimos desde aquella joya llamada "Criaturas Celestiales", donde interpretaba a una de las dos adolescentes que se sumergen en el crimen antes que renunciar a su paraíso particular.


Cuando entró en Hollywood de la mano de Emma Thompson, Jane Austen y Ang Lee en "Sentido y Sensibilidad", la aclamaron como el reemplazo de Helena Bonham Carter en los dramas de miriñaque y tafetán.
Así, fue una agobiadísima Ophelia para el "Hamlet" de Kenneth Branagh y una ideal Sue Bridehead para el "Jude el Oscuro" de Winterbottom.


Pero, como Sue, la Winslet está absorbida por su sentido de la independencia. Rechazó "Shakespeare in Love" y "Ana y el Rey de Siam", decidida a sacudirse la naftalina y soltarse el corsé. En la variedad, encuentra el gusto.


Sin embargo, el público hoy la reconoce inmediatamente por vestirse con sombreros caros y tules de diferente signo. Es decir, por su papel protagonista en la película más cara y taquillera de la Historia.


Kate no se dejó hundir por el descarado boato de la megalómana "Titanic" y aguantó el tipo ante el ídolo Leonardo DiCaprio. No tuvo complejo en enseñar las tetas a medio mundo, demostrando que ella es espléndida carne y las demás, puro hueso.


Otro papel emblemático lo ofreció en "Eternal Sunshine of the Spotless Mind", que resume su imagen de tía pesada, que no se calla ni debajo del agua, pero que conserva un irresistible atractivo en ese frikismo british.


Ahora, de la mano de su marido Sam Mendes y de vuelta con su querido amigo Leonardo DiCaprio, vuelve con "Revolutionary Road".
¿Volverá a los Oscars?

sábado, 20 de septiembre de 2008

Sinatra


Frank Sinatra es sinónimo de "mundo del espectáculo".
Si queremos definir show-business, sólo tenemos que prestar atención a la historia del viejo Frankie, a su figura, a su voz que crepitaba en los vinilos y se oía en las ondas de radio, a sus apariciones en la Metro Goldwyn Mayer, a sus conciertos en Las Vegas, a sus cambios de gustos políticos y a sus matrimonios.


En los años cuarenta, todas las adolescentes adoraban al joven Frank, que cantaba con voz clara y limpia.
En su primera colaboración con Gene Kelly en "Levando Anclas", sus momentos musicales definían la "seducción Sinatra", con esa tímida insolencia italoamericana, esos hipnotizantes ojos azules y esa mezcla de ternura e indiscutible virilidad.


Durante una actuación en el Copacabana en 1950, sus preciadas cuerdas vocales derramaron sangre y, en el horizonte, apareció el espectro de la ruina. Las productoras finiquitaron sus contratos, y Frank Sinatra terminó cuando sólo había empezado.
Fue entonces cuando se casó con Ava Gardner, a la que amó, odió y envidió. Ella surgía y él estaba acabado. Ava nunca superó a Frank.


De la oscuridad, llegó, no sólo un arrollador comeback, sino un Oscar al mejor actor de reparto por "De Aquí a la Eternidad".
El escandaloso retrato de las vidas y miserias de caracteres desesperados en la base naval de Pearl Harbor durante los días previos al ataque nipón fue vista y comentada por medio mundo. Sinatra se beneficiaba del éxito, demostrando que podía ser un notable actor dramático.
Ha sido, sin duda, la más espectacular resurrección de una carrera artística en Hollywood.


Volvió a cantar, siguió actuando y se hizo la cabeza visible del Rat Pack, dinámico y controvertido grupo de compadres artísticos, entre los que se encontraban Dean Martin, Sammy Davis, Jr., Peter Lawford y Joey Bishop.


En los sesenta, su amistad con Kennedy, su matrimonio con la jovencísima y andrógina Mia Farrow y su idílico dueto con Nancy, adorable hija e icono pop, ocupaban el interés.
Nadie discutía a Sinatra, todos adoraban sus canciones y esperaban con ansia sus apariciones televisivas.
Se le llamó "La Voz".


En "El Padrino", Coppola insinuó lo que muchos sabían y callaban. Que el sueño americano se compone de disparos, traiciones y un gran sentido de la extorsión.
Johnny Fontane se acercaba a la familia Corleone con la necesidad de recuperar una carrera frustrada por los caprichos de una cuerda vocal.
Sinatra se enfureció al ver la película. En cualquier caso, la mosca estaba detrás de la oreja. El FBI lo vigilaba desde hacía más de cuatro décadas.


Frank siguió incombustible, ajeno a las modas y a los comentarios sobre su poco ortodoxo pasado. Tras unos años de silencio, volvió, hecho un vejestorio, pero con la voz en plena forma y Las Vegas a sus pies.
Los nostálgicos y los románticos aclamaron sus mejores temas: "My Way", "Strangers in the Night" y "New York, New York".
Ya desde antes de su muerte, su repertorio se viene reeditando con frecuencia; continúa triunfando con toda tranquilidad.
La corona de Sinatra es tan contradictoria como el país en el que nació, pero oír su música despeja las dudas.
Si hubo algo llamado "clase", Frank Sinatra iba sobrado.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Vídeos y Videoclub


La nostalgia es evidente, cuando se produce una película con el título "Rebobine, Por Favor".
El VHS y su dorado palacio - el vídeoclub al uso - forman parte de la memoria colectiva. Pero, sobre todo, de una educación cinéfila muy particular. Porque la gran verdad es que muchos vimos "Who's That Girl?" antes que "La Fiera de mi Niña" (Bringing Up Baby).


El VHS se popularizó a principios de los ochenta y, durante esa década, los hogares fueron incorporando los primeros aparatos estándar para ver cine en casa. El vídeo se prefería alquilado, al ser más barato y detentar mayor disponibilidad de títulos.


Hollywood observó con preocupación el nuevo invento. Como siempre que surge una nueva y cómoda tecnología, empiezan los nervios.
Pero pronto vio en el videoclub una salida perfecta para sus producciones más ruinosas. Las películas imposibles y los fracasos en taquilla podían tener otra vida en las baldas de los videoclub. "Dune", "Supergirl" y "El Pato Howard" permanecieron con toda dignidad en el catálogo de los alquileres durante años.
Y muchas películas comenzaron a estrenarse directamente en formato vídeo. Que se lo pregunten a Sean Young, Adam Baldwin y Michael Mardsen, reyes de la serie B videoclubera.


Sin embargo, los vídeos más alquilados y comprados de la historia no fueron películas, sino nada menos que la colección de aerobic de Jane Fonda, la aútentica responsable del furor por el VHS.


Si los títulos tardaban años en salir en formato vídeo, perduraban para siempre en el videoclub. Todo lo contrario que sucede con el DVD, que se cataloga casi inmediatamente tras el estreno y se descataloga con asombrosa rapidez.


Los niños y los jóvenes conformaban el gran público de los alquileres. Así, "Porky's", la saga de Elm Street, "Golpe en la Pequeña China", "Exploradores" o "Los Goonies" fueron vistas y adoradas en los breves días de plazo para su devolución.


Se rebobinaba con diligencia "Dirty Dancing", "Cocktail", "Mystic Pizza" y todas las películas de Walt Disney.
Con el tiempo, se prefirieron las compras de vídeos, por lo que se retornó a una búsqueda de calidad cinematográfica asegurada.
El vídeo ya no era un polvo rápido, sino un matrimonio para toda la vida.


El DVD ha venido para solucionarnos la vida. Incluso para los que nos resistimos al disco versátil en su principio, hoy podemos asegurar que es infinitamente mejor.
La migración hacia el vídeoclub de la esquina tenía su irresistible encanto; más lo tiene poder ver la película que queramos y cuando queramos, con mejor calidad de imagen y disponible en versión original. Es una realidad desde hace años: DVD killed the video star.