lunes, 30 de marzo de 2009

La Década de los Sesenta es...


- La era hippie.
- Una explosión de color con el nombre de psicodelia.


- Los jóvenes no quieren ir a Vietnam.
- La Señora Robinson.


- Marilyn no contesta el teléfono y el mundo se despierta con la noticia de su suicidio.
- Los Beatles cantan "A Day in the Life"...


- ... mientras la British invasion no cesa, desde los Rolling Stones hasta Dusty Springfield.
- Vibra San Francisco. Vibra Londres. Vibra París. Arde la generación.


- Liz y Richard.


- La lenta caída de Hollywood y su sistema de estudios.
- Jacqueline Kennedy enseña la Casa Blanca en televisión.


- La Guerra Fría ya tiene un símbolo: un muro electrificado y vigilado divide la ciudad de Berlín en dos.
- Los hijos de Henry Fonda ponen nervioso a papá. Peter consume LSD en "Easy Rider" y Jane se desnuda en "Barbarella".


- "Si te acuerdas de los sesenta, no los viviste". Droga y contracultura se conjugan.


- España le da al desarrollismo: boom turístico, Marisol y yeyé.
- Jim Morrison, Janis Joplin, Jimi Hendrix; el fuego de los rockeros del exceso.


- Hitchcock pone a gritar al público con su película más carismática y manipuladora: "Psicosis".
- Polanski vive feliz en Hollywood con Sharon Tate...


-... pero la familia Manson le arranca la sonrisa para siempre.
- Jacqueline Susann escribe "El Valle de las Muñecas", el libro más vendido en América después de "La Biblia".
- Nuevos aires en los cines europeos. La modernidad es un hecho.


- Martin Luther King tiene un sueño...


- ... pero se despierta cuando la América profunda lo asesina y se cobra también a los hermanos Kennedy.
- Jon Voight hace terminar la década con la mueca helada del "Cowboy de Medianoche".
- Pero el mundo mira a la Luna con renovada esperanza.


- Bah, la próxima, la próxima, ¡que descienda la bolita de la discoteca!

domingo, 29 de marzo de 2009

Faye


Fue una de las grandes estrellas del cine de los setenta; una mujer hermosa con un talento indiscutible, preferida por la crítica y poseedora de las armas adecuadas para seducir al público.


Pero Faye Dunaway sabe bien que hasta las más grandes actrices tienen dificultades.
De hecho, si no fuera tan testaruda, su estela se hubiese extinguido hace más de veinte años.
Ha asumido los fracasos, los ataques y los malos períodos. Y ha seguido adelante.


Su rostro anguloso y sus penetrantes ojos despedían el fuego de la neurosis y el poder característico de las hembras dominantes. Su voz ronca hacía el resto.


En su gran época, encadenó resonantes éxitos y la nominaron al Oscar al verla bella y lírica en "Bonnie & Clyde" y mentirosa y retro en "Chinatown".


Ganaría la estatuilla por su inolvidable Diana de "Network", periodista multiorgásmica y de taza temblorosa.
Su pareja por entonces, el fotógrafo Terry O'Neill, tomaría una fabulosa instántanea de la oscarizada la mañana después de la ceremonia.


Pero, a continuación, la buena racha acababa súbitamente y Faye asistía atónita a un declive casi total.


Joan Crawford aseguró que la Dunaway era la única actriz de su generación con madera de estrella. Y Faye le respondió de la manera menos ortodoxa.
Para el sensacionalista biopic "Queridísima Mamá", Faye no interpretó a Joan Crawford. Se convirtió en Joan Crawford.


Y la conjunción de los espíritus de las dos divas en un solo cuerpo dio como resultado la interpretación más apoteósica, histriónica y discutida de Faye Dunaway.
El estatus de culto de "Queridísima Mamá" no fue óbice para que Faye siguiera sufriendo embates de la crítica y decepciones comerciales a lo largo de la década de los ochenta.


Ya no se la tomaban en serio, y sus apariciones en títulos como "Supergirl" acrecentaban más su nueva imagen de diva del camp.
Sin embargo, nunca se ha rendido y encontró en el eclecticismo una manera de seguir adelante. Jamás le ha hecho ascos a nada y combina Hollywood, televisión y coproducciones europeas con igual garbo, mientras sus cirugías faciales desafían la imaginación.


Ahora quiere enseñar qué es aquello de la interpretación a las nuevas generaciones, porque, en definitiva, no hay otra que lo sepa mejor.


Hay mucho camino desde la Faye de "Bonnie & Clyde" a la Faye que vimos hace unas semanas en un episodio de "Anatomía de Grey".


Pero, en esencia, sigue siendo la misma Dunaway: una mujer de armas tomar.

jueves, 26 de marzo de 2009

Dominic West


Protagonista de "The Wire", otra pieza clave del poderío de la HBO, Dominic West se ha confirmado como actor de culto gracias a su papel del detective Jimmy McNulty.


McNulty es un personaje complejo, sin concesiones, sólo posible en la cadena por cable que ha convertido la televisión en algo más que entretenimiento.


"The Wire", que este mes ha finalizado su andadura de cinco años, ilustra con un realismo quasidocumental el panorama de la mafia narcotraficante de Baltimore, frente a un cuerpo de policía inexperta y desinformada.


La acción no empezará hasta que los investigadores encuentren en las escuchas telefónicas una potente arma para entender el problema.


Dominic West interpreta al irresponsable y atolondrado McNulty, tan deseoso de hacer bien su trabajo como de saltarse las reglas. Es la figura del perdedor pero, en este caso, necesitado de perder mejor.


Aparte del inevitable carisma de su personaje, Dominic, con esos ojos de elfo, esa sonrisa y ese cuerpo, nos ha cautivado lo suficiente para incluirlo en un jueves maromial.
Nadie en televisión viste traje y corbata con iguales de dosis de desaliño y atractivo.


En la profesión desde la década de los noventa, 2002 sería, no obstante, el año decisivo para Dominic West.
Su elección como Jimmy McNulty para "The Wire" vino acompañada de su participación en películas tan exitosas como "Chicago" o "La Sonrisa de Mona Lisa".


Y, mientras "The Wire" se convertía en un fenómeno secreto, Hollywood también lo quiso como integrante del potente reparto de "300", donde West interpretó a Theron.


Ahora, tras el final de la serie que lo ha hecho popular y acreedor de nuestros encendidos deseos, Dominic hace lo adecuado: compaginar cine y televisión.


De momento, queda la revisión de "The Wire", la misma serie que nos hace pensar que, si fuéramos traficantes, nos dejaríamos cachear de buena gana por Dominic.

lunes, 23 de marzo de 2009

La Década de los Cincuenta es...


- El mundo de Sandra Dee.
- La Guerra Fría.


- La sociedad del bienestar.
- El personaje de Thelma Ritter en "Manos Peligrosas" (Pickup on South Street) asegura que, si hay algo que detesta profundamente, son los comunistas...


- ... y el país entero comparte su paranoia.
- La época conservadora y reprimida. No obstante (o como consecuencia), se publica el primer número de la revista "Playboy".


- Marilyn Monroe canta que los diamantes son los mejores amigos de una chica.
- El renacimiento del cine europeo.


- La brutal "caza de brujas" se cobra carreras, reputaciones y vidas.
- Marlon Brando se sube a la moto y se quita la camiseta...


-... pero el ídolo juvenil de la década será el efímero James Dean.


- La era beatnik.
- Moda futurista e invasión alienígena.


- Delicuencia juvenil y tensión racial.
- El Cinemascope, Elvis, el Cadillac y la Barbie.
- El rápido esplendor de la televisión.


- La revolución cubana.
- Eisenhower visita a Franco.


- La descolonización.
- Douglas Sirk.


- Bah, la próxima es la buena.

domingo, 22 de marzo de 2009

Natasha


Debutó oficiosamente a los cuatro años en "La Carga de la Brigada Ligera", dirigida por su padre y protagonizada por su madre.
Natasha Richardson creció entre bambalinas y platós, entre candilejas y focos, heredera de una legendaria dinastía actoral.


Su padre, Tony Richardson, era uno de los integrantes del Free Cinema, hornada de cineastas ingleses que dieron aire revisionista al cine británico.
Su madre, Vanessa Redgrave, contaminaba belleza y talento con conciencia política y fuerza combativa.


Décadas más tarde se inició la carrera de Natasha como actriz y quedaron definidas entonces sus ambiciones y su estilo.
Así, se dejó seducir por el abigarrado universo del francotirador y arrebatado esteta Ken Russell en "Gothic" y fue demandada por directores tan personales y heterodoxos como Paul Schrader o Volker Schlöndorff.


Pese a que la sombra de mamá siempre fue muy alargada, Natasha demostraba una personalidad propia.


Si Vanessa optó por la distancia regia, su hija fue mucho más volátil, explosiva y terrenal, luciendo rizada cabellera y exuberante escote, aunque sin escatimar en clase ni en sabiduría.


El pequeño éxito de "El Pico de las Viudas" despertó el interés del cine norteamericano por la Richardson y la incluyeron en "Nell", película diseñada para mayor gloria de Jodie Foster.
En el set de "Nell", Natasha conocería a Liam Neeson, del que se enamoró y con el que no tardaría en casarse.


Se retiró entonces del cine, con la sola excepción de "Tú a Londres y Yo a California" (The Parent Trap), donde interpretó a la madre de Lindsay Lohan.


La Richardson se concentró en su familia, mientras se naturalizaba ciudadana estadounidense y se convertía en una de las personalidades imprescindibles de la alta sociedad neoyorquina.
En Broadway, alcanzó los mayores aplausos de su trayectoria con el revival de "Cabaret", donde su estilo encajó como un guante en el personaje de Sally Bowles.


Le dieron el Tony y le devolvieron el aliento para volver al cine.
James Ivory la vio como una perfecta "Condesa Rusa" y, hace dos años, Natasha veía cumplido su sueño: coincidir en pantalla con su madre para "Evening".


Ni que decir tiene que su repentina e injusta muerte nos ha dejado con ganas de más Natasha Richardson, que todavía tenía tantísimo por ofrecer y demostrar.
Como suele suceder en estos casos, sólo nos queda la revisión y el homenaje, para recordar por siempre a actrices tan especiales como ella.