lunes, 29 de junio de 2009

El Actor es...


- El dueño y señor de la escena.
- Los serios y los histriones.


- "Hamlet" como reto definitivo.
- Egomanía y egolatría.


- Seducción masculina.
- Promesa de divo.


- Ser otro.
- Patriarcas, héroes y canallas del escenario y la pantalla.


- Con acusada tendencia a beber más de la cuenta.
- Adoran interpretar a un politoxicómano, a un político controvertido, a un monstruo incomprendido.


- Puro temperamento.
- Ninguno lloraba hasta que llegó Marlon Brando. Ahora, hay algunos que lagrimean más que ellas.


- Una carrera infinitamente más fácil y duradera que la trayectoria de cualquier actriz.
- Enemigo íntimo del director.
- En un mundo machista, protagonismo asegurado.


- Un hombre de acción.
- El trecho que va de Marky Mark a Mark Wahlberg.


- Si va al gimnasio, despliega encanto y proyecta miraditas, lo invitamos a "El Día del Maromo".
- Último descubrimiento: Chris Bauer.


- Bah, ellas hilan más fino.

domingo, 28 de junio de 2009

Anjelica


Niña de papá devenida en mujer de categoría, Anjelica llegó a Hollywood en 1969, asustada y sin experiencia.


Su padre, el director John Huston, la colocó como protagonista de "Paseo por el Amor y la Muerte", un romance medieval que la crítica destrozó sin contemplaciones.
Tampoco hubo muchos elogios para la interpretación de la joven Anjelica Huston.


Ese mismo año, en un trágico accidente, moría su madre, la bailarina Ricki Soma, la que fuera cuarta señora de Huston.
El duro golpe no arredró a Anjelica, que se consagró pronto como una cotizada modelo. Su gran estatura y su heterodoxo rostro fueron las claves.


Mientras estudiaba interpretación para su deseado regreso al cine, la niña Huston se encontró con Jack Nicholson y ya no hubo posibilidad de escapatoria.


Para Anjelica, Nicholson fue el hombre que amó y padeció durante dos décadas; una pareja emblemática de Hollywood, de esas que hacen arte de la sucesión de infidelidades, portazos y reconciliaciones.


Jack fue testigo de cómo Anjelica volvía al cine y la crítica rectificaba sus opiniones sobre ella, diez años después de "Paseo por el Amor y la Muerte".
Su gran momento fue rodeada de sus dos hombres favoritos.


En "El Honor de Los Prizzi", Anjelica bordó a Maerose Prizzi, la manipuladora y seductora hija de un todopoderoso capo mafioso.
Nicholson fue su compañero de reparto. Y su papá John fue quien la dirigió y quien permitió que, aquel año, su queridísima Anjelica ganase el Oscar a la mejor actriz de reparto.


No era la primera vez que el señor Huston tocaba con la varita a alguien de su familia; cuarenta años antes, su padre Walter se alzaba con la estatuilla, tras ponerse a sus órdenes.


La familia se reunió por última vez en "Dublineses", escrita por Danny Huston y protagonizada por Anjelica.
Fue la película final de John Huston y también su despedida de la vida. Anjelica le brindó una bella Gretta Conroy como adiós y agradecimiento.


Los años que restaron fueron el mejor momento de la Huston, que era reclamada por los mejores directores y gozaba de una enorme popularidad.


La nariz de Anjelica, herencia de su madre, se consagraba como fetiche de la pantalla; teníamos el raro placer de conocer a una actriz realmente inclasificable.
Y, si todavía quedaban dudas, ahí estuvo su contundente Lily de "Los Timadores", que se considera aún su mejor interpretación.


Ese físico de bruja imperial la hizo evidente elección para ser la protagonista de "La Maldición de las Brujas", brillante adaptación de la novela de Roald Dahl, y para Morticia, la matriarca de "La Familia Addams".


Cuando Rebecca Broussard anunció que Jack Nicholson la había dejado embarazada, la Huston puso punto y final a la tormentosa relación.
Pronto transitó al escultor Robert Graham, con quien se casó y vivió feliz hasta la triste muerte de él, acontecida el pasado diciembre.


Reivindicada por Wes Anderson, la Huston no se rinde y sigue en activo, luciendo una madurez estupenda y disfrutando del renovado cariño de sus compañeros y de un público que no desea olvidarla.

jueves, 25 de junio de 2009

Henry Cavill


Las manos quietas. Estáis viendo al futuro marido de Josito Montez. Se mira, pero no se toca.


Una vez, llamaron a Henry Cavill "el actor más desafortunado de Hollywood", porque estuvo a punto de ser Batman, Superman, James Bond y Edward Cullen, y no fue elegido en ninguna de las ocasiones.


Como bien sabemos, Cavill perdió ante Christian Bale, Brandon Routh, Daniel Craig y Robert Pattinson, respectivamente.


Para "Crepúsculo", era el candidato favorito de Stephenie Meyer y los fans de la novela, pero la prueba de casting evidenció que Henry estaba un poco crecido para convencer como chico de instituto.
Todo lo contrario que sucedió con "Casino Royale", donde resultó demasiado joven para ser 007.


Las cosas empezaron a cambiar para Cavill cuando llegaron "Los Tudor", esa serie que parte del feliz supuesto de que el rey Enrique VIII estaba tan bueno como Jonathan Rhys-Meyers.


En cualquier caso, nunca ha sido tan estimulante la Historia de Inglaterra como protagonizada por Jonathan y Henry.


Henry Cavill interpreta a Charles Brandon, el duque de Suffolk, "hombre nuevo" que llega a convertirse en el cuñado del monarca de las mujeres descabezadas.


Ni qué decir tiene que Cavill es una de las razones para engancharse a "Los Tudor" y que consigue robarle la escena a Rhys-Meyers en toda una competición de ojos azules y acento british.


Tras el éxito de esta ficción histórica de Showtime, nuevos horizontes se abren para Henry Cavill.


Lo reclaman las marcas de moda y protagonizará el próximo estreno de Woody Allen, mientras se acumulan los proyectos.


Y lo más importante: se ha ganado el corazón de quien esto escribe.


Ay, mamá, qué rico está.

lunes, 22 de junio de 2009

La Actriz es...


- La mujer en escena.
- Niña insegura que se convierte en otra para encontrar el aplauso.


- Promesa de diva.
- Madres, heroínas y pecadoras del escenario y la pantalla.


- Una carrera cuya duración en Hollywood sólo está garantizada para Meryl Streep.
- Objeto de mimo especial por parte del director.


- En otros tiempos, el escenario se consideraba lugar tabú para las mujeres, y los personajes femeninos eran incorporados por hombres.
- Voz y melena.


- Adicta a los ataques de histeria.
- Te enseñó a llorar, a fumar y a enamorarte.


- Seducción, sinceridad y estilo.
- Mujer con mayúsculas.


- A sus anchas en un buen melodrama.
- Pelirroja para mejor efecto.


- Su glamour asegura la mitomanía; su desglamour, las grandes interpretaciones.
- O no hay quien la desnude o no para de despelotarse.


- Eminentemente insoportable.
- Eva y Margo.
- Último descubrimiento: Michelle Forbes.


- No soy nada sin las actrices.
- Bah, ninguna vendrá a "El Día del Maromo".

domingo, 21 de junio de 2009

Lesley Ann


Cada vez que Lesley Ann Warren aparece en escena, se produce lo más parecido al reencuentro con una vieja amiga, aquella que provoca la sonrisa con la sola presencia y que asegura la diversión con la primera línea.


Inconfundible pelirroja, de ojos saltones y voz de pajarito; siempre hemos querido más de la Warren y siempre nos hemos quedado con las ganas.
Hollywood debe arrepentirse de muchas cosas, pero desproteger a Lesley Ann es su delito más flagrante.


Si hiciésemos una proporción entre gran talento y escasas oportunidades para demostrarlo, esta mujer se llevaría el dudoso honor.
Pero ahí estamos nosotros para reivindicar a esta actriz de culto absoluto.


Ahora la reconocemos por su galería de maduras sexys, picaronas y fundamentalmente putones, pero Lesley Ann fue ingenua de la pantalla a finales de los sesenta, para el musical televisivo de "Cenicienta" y para un par de entregas de Disney.


Era la época en que estaba casada con Jon Peters, el ambicioso estilista que se convertiría años más tarde en exitoso productor de cine, gracias a la Streisand.
De ese matrimonio entre Jon y Lesley Ann, nacería el también productor Christopher Peters.


Desde el principio, la carrera de la Warren fue de lo más irregular, sin un itinerario definido, aunque alternaba debidamente cine y televisión.


Su gran momento - y quizá su papel más popular - fue la estridente rubia Norma Cassidy de "¿Víctor o Victoria?"; una delirante parodia de Jean Harlow que le proporcionó una nominación al Oscar como mejor actriz de reparto.


Al año siguiente, se ganaba un puesto en los corazones de los devotos del cine malo con "Una Noche en el Cielo", donde era una maestra de escuela enamorada de un stripper jovenzuelo, interpretado por el buenorro de Christopher Atkins.


Tras verla en "¿Víctor o Victoria?", Alan Rudolph la eligió para "Choose Me" y "Songwriter", dos enjundiosos títulos que confirmaron la valía de Lesley Ann como actriz madura.


Ya sabemos que la madurez no era algo que caracterizara el Hollywood de los ochenta y la Warren, aunque nunca ha dejado de trabajar, tuvo poco espacio para dar todas las campanadas que prometía.


Pero verla siempre ha sido un placer, adosada a esa imagen de mamá sexy, de adorable destrozahogares, de querídisima otra mujer; con Lesley Ann aprendimos a querer y a comprender a las amantes de papá.


Ahora la vemos mucho en televisión, como todas las grandes desterradas de Hollywood.
Dice que fue su hijo Christopher quien hizo posible que fuera la madre de Teri Hatcher en "Mujeres Desesperadas", un papel perseguidísimo para el que la Warren era ideal.


Algunos aseguran que es una diva caprichosa, otros apuntan a que se ha excedido con el bótox, pero todos están de acuerdo en que Lesley Ann Warren ha sido siempre fantástica.